Con la llegada del verano, el éxodo masivo a las playas trae el reencuentro con uno de los habitantes más antiguos y temidos del mar: las medusas. Estos organismos planctónicos, con más de 500 millones de años de historia en nuestro planeta, se volvieron protagonistas de la temporada estival. Sin embargo, su presencia no es un ataque premeditado; las medusas no nos buscan, nos pican simplemente porque nos cruzamos en su camino.

Entender qué son, cuáles son peligrosas y, sobre todo, cómo actuar ante un encuentro desafortunado, es vital para que un día de descanso no termine en una sala de urgencias.

Un mar cada vez más gelatinoso

La percepción de que hay más medusas no es infundada. Expertos señalan que el aumento de las temperaturas del agua, provocado por el cambio climático, amplió su época de reproducción. A esto se suman factores humanos como la sobrepesca de sus depredadores naturales (como el atún o la tortuga) y la contaminación por nutrientes, que crean un "caldo de cultivo" ideal para su proliferación.

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Cómo reconocer a las medusas

No todos los organismos gelatinosos representan el mismo riesgo. En las costas la biodiversidad varía pero el peligro tiene nombres propios.

La Carabela Portuguesa (Physalia physalis) encabeza la lista de las más temidas. Aunque parece una medusa, en realidad es una colonia de organismos (sifonóforo) que navega impulsada por el viento,. Su picadura es de "peligrosidad muy elevada". Sus tentáculos, que pueden extenderse varios metros, inyectan un veneno con propiedades neurotóxicas y cardiotóxicas capaz de provocar un dolor tan intenso que puede inducir un shock neurógeno y peligro de ahogamiento.

Otra especie de cuidado es la Medusa Luminiscente (Pelagia noctiluca). De color rosado y frecuente en el Mediterráneo y Atlántico, es muy urticante. Su contacto puede causar problemas respiratorios y dermatológicos que perduran por semanas.

En aguas tropicales y del Indo-Pacífico, aunque con avistamientos de especies similares en el Caribe (Chironex fleckeri), reina la Avispa de Mar o Medusa Caja. Es considerada una de las criaturas más letales del mundo; su veneno puede causar un paro cardíaco en minutos.

Por otro lado, existen especies casi inofensivas, como la Medusa Huevo Frito (Cotylorhiza tuberculata) o la Velella, cuyo poder urticante es mínimo o nulo para los humanos.

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Prevención: la mejor defensa ante las medusas

La regla de oro es evitar el contacto directo. Incluso las medusas muertas en la orilla o trozos de tentáculos flotantes pueden seguir liberando veneno durante semanas.

Si hay bandera amarilla o roja por medusas, lo más sensato es no bañarse. Si entrás al agua, el uso de trajes de neopreno y camisetas de lycra ofrece una barrera física eficaz. Además, existen cremas solares que, más allá de proteger del sol, intentan crear una película que evita que los tentáculos disparen sus células urticantes, aunque su eficacia no es infalible.

Si te encuentras con una en el agua, no entres en pánico. Aléjate lentamente sin movimientos bruscos que puedan atraer los tentáculos hacia tu cuerpo.

Protocolo de acción: qué hacer (y qué no hacer) si te pica una medusa

Si a pesar de las precauciones sufres una picadura, la rapidez y la corrección en los primeros auxilios son claves. Existe mucha mitología popular que puede empeorar la lesión.

Lo que debés hacer:

Salir del agua inmediatamente y buscar ayuda si hay dificultad respiratoria o dolor extremo.

Lavar la zona con agua de mar. Nunca uses agua dulce, ya que el cambio osmótico hace que las células venenosas que quedaron en la piel se disparen.

Retirar los restos de tentáculos. Hacelo con pinzas, guantes o una tarjeta plástica rígida. Nunca toques la zona con las manos desnudas.

Aplicar temperatura:

Para la mayoría de las medusas, se recomienda aplicar frío local (hielo envuelto en un paño, nunca directo sobre la piel) durante 15 minutos para reducir el dolor y evitar que el veneno pase al torrente sanguíneo.

La excepción: En el caso de la Carabela Portuguesa (Physalia physalis), la evidencia sugiere aplicar calor (agua caliente a 40-45°C) durante 15-20 minutos, ya que el calor ayuda a degradar las toxinas de esta especie específica.

Lo que no debés hacer:

No usar vinagre de forma indiscriminada. Aunque es efectivo para neutralizar nematocistos de ciertas especies (como la Avispa de Mar australiana o la Carybdea), está contraindicado para otras como la Pelagia noctiluca o la Carabela Portuguesa, ya que puede disparar la descarga de veneno restante,. Ante la duda de la especie, mejor evitarlo.

No frotar la herida ni con toallas ni con arena.

No usar orina ni alcohol, ya que son remedios caseros ineficaces que pueden agravar la irritación.

Finalmente, si el dolor persiste, aparecen mareos, vómitos o calambres, se debe acudir de inmediato a un centro médico, ya que los niños, personas mayores y alérgicos son grupos de alto riesgo. Respetar el mar implica conocer a sus habitantes; la calma y el conocimiento son nuestros mejores aliados este verano.